Una de los hábitos cotidianos que cada día esta extinguiéndose aquí en Norteamérica y el mundo, es de recoger el correo regular, desde el buzón de las puertas de las casas, me refiero justamente al de las tradicionales cartas o correspondencia física, que desde la inauguración del Pony Express, hasta las sofisticadas corporaciones como Fed Ex, DHL o UPS, dominaban el negocio de la entrega de correspondencia en general.
Quien no recuerda con simpatía al cartero del barrio, personaje que por verlos todos los días, pasaba a formar parte de nuestras vidas, encargados de entregar cartas, sobres, paquetes que en sus contenidos podrían tener noticias alegres, tristes, documentos, fotos, plata, comida, en fin, etc. etc. El que me toco ver por muchos anos tocar la puerta de mi casa, sin duda fue un personaje muy pintoresco, magnánimo y atípico. El era un cartero fuera de serie, muy popular en su zona de reparto, caracterizaba su eterna sonrisa y su buen animo perenne. En el barrio se le conocía como «Capulina», así mismo como el famoso bufo mexicano de las historietas y las películas de la época de oro del cine mexicano. Del mismo aspecto gordo, bonachón con unos mostachos similares al original, y lo peor cuando se expresaba siempre en prosa, y hacia gala de un acento charro, que a mis anos me sonaba como si estuviera escuchando al mismísimo Chavo del ocho, don Ramón, y a toda la vecindad juntos. El sentía un enorme orgullo y elogio que lo llamaran «Capulina».
Dije que era un cartero atípico, por que el decía que tenia «el oficio mas culto del mundo», que para el, desempeñarse de cartero le dio la oportunidad de instruirse tanto como hubiese asistido a Harvard. Yo quise relacionar que tiene que ver ese oficio, con Harvard?. Pero mi capacidad de análisis aun estaba en pleno desarrollo pubertil. El misterio se me rebelo por si mismo cuando un buen día, después de haber jugado un partidito de fútbol en la cancha de mi escuela, y usando mis zapatos Hush Pupies nuevos que compro mi padre hacia unos días antes, claudicó ante la intensidad de mis practicas futboleras, y termino como policía con varios anos de servicio después que persigue corriendo a un malhechor: literalmente con la lengua afuera.
Era fanático a la serie McGiver, mi decepción mayor fue comprobar por mi mismo que el era un farsante, ya que no se como es que podría hacer una bomba, usando una barra de chocolate, un pasador de zapatos, un palo de fósforos y un poco de GOMA DE MASCAR?….. TODO ESO ES FALSO…!!! pues la goma de mascar definitivamente no sirvió para «pegar» la suela de mis zapatos, aunque sea temporalmente, hasta que consiga ir donde un zapatero.
Con respecto a los pasadores, pues mi opinión es menos beligerante, tuve que amarran alrededor de la suela y con mucha destreza decorativa inventarme un nudo que parezca un hermoso lazo, que se hasta se lograra confundir con el diseño del mismo. Y como que tenia que solucionar el incidente, ya que de ninguna manera podría llegar a casa y someterme al sermón que me daría mi padre al ver mis zapatos así, y luego de tanto preguntar por la ubicación del zapatero mas próximo, me indicaron uno que justamente atendió en la cima de un parque .
Camino a donde se encontraba el buscado artesano del calzado, y cuando por cortar camino, cruzando entre el parque, mira hacia las raíces de un frondoso árbol de moras, descubro nada mas y nada menos, descansando en su retazo, y disfrutando de la sombra, concentrado libro abierto en mano, y parafraseando en voz baja lo que leía, al popular «Capulina». maletín al lado, lleno de la correspondencia que tenia que repartir en el siguiente turno, y algunas cosa que no logro entregar, en el trayecto pasado.
– Me estoy instruyendo…..- me dijo.
Era tan impresionante, de ver la cantidad de revistas, libros y otros sobres que cabían en esa maleta de despacho, ilustraciones de todo tipo, en varios idiomas, y demás cartas provenientes de distintas partas del mundo que estaban sin entregar a sus destinatarios. Mi curiosidad no paro hasta preguntarle directamente:
– Sr. Capulina, por que usted esta leyendo libros que no son suyos, y tiene tantas revistas por entregar y también las lee?
–Te explico….-respondio.
– Es correspondencia que ya fui dos veces a entregarla y no encontré a nadie, entonces antes de retornarla al deposito central, «la reviso» «la ojeo un poco» y así aprovecho en leer y ampliar mis conocimientos. Por que cuando yo era niño era tan pobre, pero tan pobre, que cuando quería leer el periódico del día, ya no tenia esa oportunidad, por que cuando lo buscaba en casa, ya le habían dado otro uso…..eso frustraba, mi vocación e interés por la lectura. Con los anos, al conseguir este trabajo en la oficina de correos, en mis inicios me toco trabajar en el almacén central seleccionando la correspondencia en un sacrificado turno de noche, y allí cuando mis demás compañeros se quedaban dormidos por el cansancio natural de las horas yo aprovechaba y leía todo lo que estaba en el almacén por entregarse, antes que llegue a manos de sus destinatarios. Leía de todo desde los folletines de Yanbal hasta Newsweek , por mis manos pasaron obras literarias de los mas grandes escritores, así como documentos importantisimos, y muchas veces dinero bien camuflado entre cartones postales…..Yo toco la puerta dos veces, si no abren tenemos que regresar la correspondencia.
– Y eso no es delito…leer correspondencia ajena? – pregunte y me respondió categóricamente de la siguiente manera:
– «El fin, justifica los medios» …..Carlitos Marx en «El Capital»……..»La cultura debe estar al alcance de todos» …….Rousseau en «El contrato social «……
Yo lógicamente, jamas escuche esos nombres en mis programas de televisión favoritos, ….y el continuaba con tal elocuencia diciendo:
–«Tengo un sueño, un solo sueño, seguir soñando. Soñar con la libertad, soñar con la justicia, soñar con la igualdad y ojalá ya no tuviera necesidad de soñarlas.»…..Martin Luther King ….
Yo abri los ojos fascinado por que escuchaba de ese » King» , hasta imagine lo grande que seria su corona…
– Y su jefe, sabe que usted lee todo esto? Que pasaría si se entera?– pregunte
– Quizas me echarían…pero como lo dijo Cyrano de Bergerac: Buscaria mi espada, me pondría de pie y moriría como los arboles, siempre de Pie…!!!!!…..luego me perdería por el mundo y con mi alforja bajo el brazo gritaría:
– «Quitense vacas que la vida es corta»……Garcia Marquez en Cien anos de soledad…..
Tanta parafernalia verval, termino por confundirme mas, pues no lograba ubicar en mis programas de tv, a ese tal «Rey Martin» , y peor fue aun cuando trataba de descifrar su filosofía sosteniendo que si te mueres de pie sujetado por una espada, resucitaría, y viajaría por el mundo, con una alforja gritando a las vacas…..era algo complicado.
Finalmente, abrumado de conocer a tanto ilustre desconocido, le dije, que debía de continuar mi camino en busca de un zapatero que repare mi zapato roto, y el siguió citando frases raras para mis escasos conocimientos de aquel entonces, se puso de pie y mirando al horizonte y con un cargado acento bien gallego , dijo:
– Caminad…Forastero…caminad…caminante no hay camino, se hace camino al andar……y al mirar atrás, veras la senda por la que jamas volverás a pasar……Machado….!!!!!
Al ver que este individuo cada vez mas que le daba mas cuerda para seguir hablando, se desdoblada en su personalidad, ya empece a sospechar que algo mal estaba pasando, e inmediatamente me fui de ese lugar, y haciendo caso a lo que el citaba, ni se me ocurriría volver mi vista atrás, pues pensaba que me estaría siguiendo, y continuaría con su tortura de nombrarme gente que jamas vi en la televisión.
Rengeando involuntariamente, hacia mi destino ocasional, y con la satisfacción de haber llagado al lugar descrito, y al ver en exhibición publica una maquina de coser cuero, y demás instrumentos para la compostura de calzados, mi sorpresa fue mayor cuando el puesto se encontraba en solitario, y solo encontré un letrero que decía:
CERRADO POR DUELO
Lo que me faltaba, ya era tarde, no había almorzado, soporte a un cartero loco, mi zapato roto, y lo peor volver a casa con un pasador alrededor de mi zapato. Regrese a casa decidido a encarar el problema. En el camino, pensaba e imaginaba recordando las palabras de ese tal «Rey Martin», y me decía :
–Yo tengo un sueno, sueno con la libertad…de mi pie derecho, se me esta hinchando de caminar asi…..sueno que se me aparezca la lampara de aladino a algo así!!!!!
Entre a casa, discretamente sin llamar la atención de nadie, me dirigí a mi cuarto y escondi mis zapatos, y al acercarme a saludar a mi abuela, vi mi zapato correr por las habitaciones de mi casa. Era mi perra que zapato en boca, quizás al verlos rotos, se tomo la libertad se terminar de vandalizar mi zapato ( Mi mascota jamas supo de la teoría de «Las ventanas rotas»).
Creo que finalmente ese tal de «Rey Martin» , no era rey, creí que era santo, pues hizo realidad el milagro de ahorrarme el trabajo de confesar como fue que se rompió mi zapato, jamas estime tanto a mi perra, como aquel día, ella voluntariamente se adjudico el «Zapaticidio», como era de esperar nadie se entero la verdad, y mi vida siguió igual como siempre.
P.S: Bueno, ahora que ya saben la verdad, por favor no se la cuenten a mi papa.
GONZALO COOPER